Por Juan Stam

Muchas veces el valor de un pueblo — su mística y fuerza espiritual, su valentía y tenacidad, su creatividad y alegría — se manifiesta más claramente bajo las peores circunstancias. Los que han seguido con un poco de empatía el proceso de la resistencia hondureña reconocerán que ese es el caso de Honduras ahora bajo la bota militar. Hoy Honduras merece nuestra más profunda admiración.

Ya han pasado más de dos meses desde el golpe militar que secuestró al presidente electo, pero la resistencia ha mantenido su fuerza y su mística contra viento y marea. Mientras las manifestaciones pro-golpista son protegidas por el ejército y apoyadas por las empresas, la resistencia choca cada vez con las falanges armadas de represión. Los militares bloquean el paso y la movilización de los manifestantes, hasta tirar a las llantas de los autobuses. Ha habido asesinatos, tanto en las marchas como selectivamente contra líderes de la resistencia. Ha habido también heridos y desaparecidos, además de muchos arrestos arbitrarios. No hay marcha que no sea recibida con gases lacrimógenos, otro crimen contra el derecho de libre expresión. Los militares han intervenido temporalmente a Radio Globo y Canal 36, a veces los han rodeado, y encapuchados armados hicieron graves daños a los transmisores de ambos. Todo eso en nombre de la democracia y una espuria “constitucionalidad”.

¡Pero la resistencia sigue, sin claudicar en la lucha por la verdad, la justicia y una democracia real!

Ha sido muy impresionante la participación de las mujeres en este proceso, comenzando con la cancillera Patricia Rodas. La señora Xiomara, esposa de Zelaya, increíblemente valiente, nos ha inspirado con su elocuencia; su hija ha sido una brillante oradora y también cantante. Ellas han estado a la cabeza de muchas marchas. También han estado presentes la suegra y la abuela del presidente Zelaya. También han sido muy activas las feministas.

Para mí, lo más impresionante ha sido la música. Hace tiempos he pensado que los movimientos sociales pueden evaluarse por la música que inspiran: “por sus canciones los conoceréis”, diría Jesús. Es una especie de “prueba estética” de esos procesos. Pienso en la revolución mexicana (Adelita, la Revolución, y muchos más), la Nueva Trova de Cuba, Los Parra y Víctor Jara de Chile, los Mejía Godoy de Nicaragua. Todavía recuerdo el sentimiento tan conmovedor de escuchar “Cristo ya nació en Palacagüina” por los parlantes de un mitín en el parque central de San José. Nunca olvidaré una noche en 1979, en un cine que había por Plaza Víquez. Somoza recién había destruido al pueblo indígena de Monimbó por sus devastadores bombardeos, y Carlos Mejía Godoy llegó con una nueva canción, “Vivirás Monimbó”, con significado muy especial por los que creemos en la resurrección. Todos lo cantamos varias veces, cuando una viejita corpulenta pasó a la plataforma y comenzó a bailar. Con esa música y esa esperanza, todos terminamos bailando. Pienso también en la poesía campesina de Solentiname, como “Tirano, teme a los poetas” y “Perdonáme hermano Guardia”, ambos de Bosco Centeno de Solentiname. ¿Cuándo una dictadura ha inspirado música y poesía comparable a esta bella tradición? ¿Cuando un gobierno militar ha creado belleza? (¿Somoza? ¿Pinochet? ¿Micheletti?)

La resistencia hondureña no se está quedando atrás. El “himno” de la resistencia, escrita por una argentina residente en México, es un conmovedor llamado a la valentía:

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo (se repite).
Nos tienen miedo porque no tenemos,
porque no tenemos,
porque no tenemos miedo.

Están atrás
van para atrás,
piensan atrás,
son el atrás,
están detrás de su armadura militar.

Nos ven reír,
nos ven luchar,
nos ven amar,
nos ven jugar,
nos ven detrás de su armadura militar.

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo (se repite).
Nos tienen miedo porque no tenemos miedo.
¡NO TENEMOS MIEDO!
¡NO TENEMOS MIEDO!
¡NO TENEMOS MIEDO!
¡NO TENEMOS MIEDO!
¡NO TENEMOS MIEDO!

También impresionante por su letra y música es la canción de campaña electoral de Zelaya, que ahora se sigue cantando con nuevo sentido:

Urge Mel, viene Mel, urge Mel.
Ya se siente un nuevo amanecer
Viene Mel, viene Mel, viene Mel.
Hay esperanza en cada corazón
Urge Mel, Viene Mel

Porque nuestro pueblo ya no aguanta más,
Urge Mel, Urge Mel, viene Mel.
Todos confiamos en un líder como él,
Serio, honesto, presidente de verdad.
Adelante compatriotas adelante,
Viene Mel, viene Mel
Para generar empleo, nuestras vidas mejorar,
Todos con Mel, Todos con Mel
Para un pueblo que lucha por su libertad,
para todos y todas que han enfrentado
a la traición y a la muerte.
¡Urge Mel!

Apenas realizado el golpe de estado, comenzó a florecer el arte. Constantemente han aparecido nuevos poemas, canciones y declamaciones. Una canción muy popular, dedicada específicamente al retorno de Zelaya, se llama “Honduras, Resistencia Popular”:

En el centro de América, un pueblo que despertó
Porque marcó una senda, hizo una revolución.
Ahora lo quieren callar, lo quieren sacrificar
Porque a fuerza de balas le quitan su libertad.

Una madrugada de gorilas y terror
Secuestran al presidente y violan la constitución.
Contra el golpe militar, ¡Resistencia Popular!
Pues no podrán vencer al gran pueblo de Morazán.

HONDURAS, el pueblo esta contigo,
HONDURAS, pueblo que no calla,
HONDURAS, resiste en la batalla
Pa´ que vuelva, aquel que no te falla.

Los pueblos del mundo, todos a una sola voz,
Gritan, ¡ Viva Honduras, Viva su revolución!
Vamos todos a luchar, vamos juntos a pelear,
Pa´ que Mel Zelaya vuelva YA.

HONDURAS, el pueblo esta contigo,
HONDURAS, pueblo que no calla,
HONDURAS, resiste en la batalla,
Pa´ que vuelva, aquel que no te falla.
HONDURAS, el pueblo esta contigo
HONDURAS, pueblo que no calla,
HONDURAS, resiste en la batalla
Pa´ que vuelva, José Manuel Zelaya.

(Para escuchar la vibrante música de esta y otras canciones, escucha www.radioglobohonduras.com o búsquelas en You-Tube o Google).

Por supuesto, estamos en América Latina y no podría faltar el humor. “Noti-nada, del país donde no pasa nada”, es “la voz del gobierno constitucionalmente de facto”. Es un programa “con la participancia de todo el pueblo” y “la mayor circulacionamiento de Honduras”.  Sus comedias diarias son bien chistosas, riéndose del gobierno militar.

Aunque la iglesia hondureña está profundamente dividida en cuanto a Zelaya y el golpe, la fe ha estado presente de manera muy impresionante en la resistencia al golpe. En Radio Globo se ha orado por la patria, y pastores y creyentes evangélicos han participado extensamente. El obispo Luis Alfonso Santos y el sacerdote Andrés Tamayo han dado discursos de muy sólido contenido teológico. El movimiento de resistencia al golpe ha dado abundantes evidencies de una fe muy robusta.

Pueden variar de un extremo a otro las opiniones en cuanto a la presidencia de Zelaya. Sin duda, la propaganda y la guerra mediática hacen muy difícil determinar la verdad. Pero algunas cosas son indudables. El violento secuestro del presidente constitucional fue una grave violación de los más elementales derechos humanos y de los principios fundamentales de la democracia. Y en segundo lugar, que el pueblo hondureño merece nuestra más profunda admiración. No nos queda más que felicitarles y pedir al Dios de la historia que los guíe “por sendas de justicia por amor de su nombre” (Salmo 23:3).

¡Viva Honduras, con paz y justicia!