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Nehemías y la oración política

18 February 2015 Sin Comentarios

Por René Padilla
Como cristianos, damos por sentado que no podemos prescindir de la práctica de la oración. La oración es tan importante para la vida espiritual como la respiración lo es para la vida física. Sin embargo, ¿cuáles son los temas más comunes en nuestras oraciones? ¿Hasta qué punto en ellas vamos más allá de las necesidades individuales que nos afectan directamente, en especial en el campo de la salud física y el bienestar económico? ¿Qué lugar damos a la política en nuestras oraciones? Si somos honestos, tenemos que admitir que para la mayoría de nosotros la política no ocupa ningún lugar en nuestras oraciones. La raíz de este problema está en el divorcio que hacemos con demasiada frecuencia entre lo sagrado y lo secular. Desde esa perspectiva, la oración está en el área de lo sagrado, en tanto que la política está en el área de lo secular. Consecuentemente, no hay lugar para la oración política.

Para corregir este problema, nos hace bien reflexionar en el ejemplo que nos da el libro de Nehemías. Se trata de un relato escrito en primera persona— único como tal en el Antiguo Testamento— en que un copero del rey persa Artajerjes, basándose indudablemente en sus memorias, narra sus experiencias como el encargado de la reconstrucción de los muros de Jerusalén a mediados del siglo IV a. de C. El primer capítulo de este relato nos brinda un magnífico ejemplo de oración política, en la cual se destacan tres aspectos: 1) La compasión de Nehemías por las víctimas de la opresión (vv. 1-4); 2), su reconocimiento de sí mismo y de su familia como causantes del sufrimiento de los necesitados (vv. 5-7), y 3) su compromiso concreto con la acción a favor de los necesitados (vv. 8-11).

1. La compasión de Nehemías por las víctimas de la opresión (1:1-4)
Por medio de su hermano Janani y de varios hombres que han llegado con él desde Jerusalén a la ciudadela de Susa, en Persia, Nehemías se entera de la situación en que están viviendo “los judíos que se habían librado del destierro” (v. 2), es decir, los que no fueron incluidos en el exilio bajo el Imperio Persa en el siglo V a. de C. Según el informe, estos judíos “están enfrentando una gran calamidad y humillación” (v. 3). La noticia despierta en Nehemías la compasión, y esa compasión se traduce en oración política. En sus propias palabras: “Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo” (v. 4). Su toma de conciencia de la lamentable situación de sus compatriotas en Jerusalén despierta en él la compasión, y ésta a su vez lo lleva a la oración política.
Toda oración política tiene como base dos pilares. El primer pilar es el reconocimiento que el propósito de Dios para la vida humana y para toda la creación es un propósito de amor y justicia. El segundo pilar es la compasión que surge de la toma de conciencia de la distancia que hay entre ese propósito de Dios y la triste situación en que muchas personas viven bajo sistemas de injusticia y opresión. Desde una perspectiva cristiana, la oración política es la oración por el Reino de Dios, la oración que forma parte del Padrenuestro: “Venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mt 6:10).

2. Su reconocimiento de sí mismo y de su familia como partícipes con otros en la causa del sufrimiento de las víctimas (1:5-7)
Nehemías no se coloca en la posición de juez que mira desde afuera el sufrimiento de su pueblo y acusa a otros de ser los causantes del sufrimiento de los judíos en Jerusalén. Al contrario, se identifica humildemente con ellos, a pesar de que el exilio sucedió mas de un siglo antes de que él naciera. “Confieso —dice— que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti” (v. 6b). Su oración es similar a la de Daniel en el capítulo 9 de su libro.

3. Su compromiso con la acción a favor de las víctimas, confiando en Dios (Neh 1:8-11).
Nehemías no se conforma con orar por las víctimas: movido por la compasión, pide a Dios que le conceda “tener éxito y ganarse el favor del rey” (v. 11) para el proyecto de traducir su oración en acción a favor de quienes “están enfrentando una gran calamidad y humillación” en Jerusalén. Para él esto significa un cambio radical en su estilo de vida. Significa dejar las comodidades que le proporciona su cargo de copero de Artajerjes, el rey de Persia, y enfrentar los desafíos que le plantea el cargo de dirigente de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. A lo largo de los doce capítulos del libro de Nehemías que siguen al capítulo 2 el autor describe repetidamente la oposición, incluso armada, a tal reconstrucción por parte de Sambalat y otros a quienes él califica de “enemigos”.

Conclusión
Necesitamos tomar conciencia de la distancia entre lo que Dios quiere para la vida humana y la situación en que vive la mayoría de la gente vive. Dios quiere usarnos como sus colaboradores en la tarea de lograr que esa situación cambie.
Para colaborar con Dios en su misión de que venga su Reino y se haga su voluntad “en la tierra como en el cielo”, necesitamos aprender a orar políticamente. A orar movidos por la compasión por las víctimas de la opresión, con el reconocimiento de nuestra participación en el pecado humano que está en la raíz de la opresión, y con la disposición a comprometernos con la acción a favor de los oprimidos.

C. René Padilla

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