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Dignidad, convivencia y cuidado de la creación

7 September 2017 Sin Comentarios

Etnonacionalismo Mapuche y ciudadanía Argentina: convivencialidad

Veronica Azpiroz Cleñan*

La represión en Enero pasado a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia en Cushamen, provincia de Chubut, fue tomada por los medios de comunicación hegemónicos en un lenguaje demonizador hacia algunos dirigentes mapuche, sin lograr poner en debate conceptos políticos respecto a la nación, Estado, república, ciudadanía, plurinacionalidad, etc. El propósito de este escrito es traer el mapuche kimün (conocimiento mapuche) para que dialogue con la ciencia política, de modo que la Ministra de Seguridad Bullrich –que en estos días está muy insegura– deje de comprarse el libreto chilensis.

La ciudadanía es un espacio de mediación entre los sujetos y el Estado, en el cual se desarrollan formas cooperativas o de alianzas para ejercer derechos. En el caso de sociedades multiculturales o pluriétnicas, la ciudadanía política tiene un doble status, por un lado los derechos colectivos específicos son derechos diferenciados (derecho al autogobierno, derecho a la representación y derechos poli-étnicos) y por otro lado los derechos universales como cualquier ciudadan@. La ciudadanía plurinacional es un emergente del pensamiento político de los pueblos originarios en América Latina. Ni Europa ni Asia han logrado resolver a nivel burocrático administrativo del Estado este proceso.

Las condiciones étnico diferenciales que posibilitan el etnonacionalismo mapuche son: el mapuzungun (lengua de la gente de la tierra) el gijañmawün, (espiritualidad propia) el wajmapu (territorio histórico y ancestral). Podríamos decir que también existe un genotipo y un fenotipo, pero no nos interesa poner de relieve lo biológico, sino el azmapu (leyes de la naturaleza) y el azmogen (leyes sociales y culturales para el buen vivir).

La autodeterminación no necesariamente debe realizarse a través de la secesión y creación de un estado independiente y soberano; sino también al interior de los Estados, ir a un proceso de autonomización (autodeterminación-interna). Es decir un proceso de descentralización que otorga poder a ciertos territorios, dado sus características particulares (históricas, etnodemográficas, geográficas, etc). Eso es lo que se llama en literatura especializada la región autónoma. Un ejemplo de ellos es la Región Autónoma del Atlántico Norte en Nicaragua. En Argentina, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Nosotros no hemos hablado nunca de instalar un Estado mapuche, porque sabemos de la existencia de otros pueblos hermanos. Nuestra historia y nuestros principios hablan de la convivencialidad con lo diverso. Nosotros levantamos la bandera de la autodeterminación y la autonomía mapuche para refundar el Estado con la condición de la Plurinacionalidad. Ese es el neoconstitucionalismo que postulamos para este presente y para nuestro devenir histórico: la coexistencia o convivencialidad de muchas naciones, sujetos políticos y sujetos de derecho dentro del Estado Argentino. Nuestra nación es mapuche, y nuestra ciudadanía es argentina.

La represión a Pu Lof en Resistencia Cushamen es la cristalización de un conflicto latente que existe entre el Estado Argentino y la nación mapuche desde hace mucho tiempo. No se concentra ni en Chubut sino en las siete provincias argentinas donde tenemos presencia. La desaparición de Santiago Maldonado, solidario con el pueblo mapuche, tiene varias aristas. La Gendarmería no buscaba un artesano hippie, buscaba disciplinar lo mapuche, aleccionando en Pu Lof en Resistencia al resto de las comunidades y organizaciones mapuche. Buscaba borrar la memoria de nación mapuche, memoria de una identidad política. En el oeste y en el este de la cordillera, somos mapuche. Somos pre-existentes a la formación del Estado Argentino y Chileno.

¿Cómo resolver entonces, sino no es por la vía de la represión un conflicto cultural, territorial, ambiental y político? ¿Puede la condición de plurinacionalidad en tanto dispositivo jurídico-político constitucional ser una respuesta para un cambio de paradigma de Estado y sociedades con matrices culturales heterogéneas y diversas?

Siempre ha estado presente en la nación mapuche la posibilidad de realizar acuerdos interétnicos y parlamentos con el incipiente Estado Argentino o con la Corona Española (Briones-Carrasco 2000). Es decir, hay memoria y hay pensamiento político propio mapuche. Los tratados entre 1742 y 1878 que recuperan dichas autoras, analizan al menos dieciséis tratados dando muestra de lo que sostengo.

Las articulaciones sociopolíticas, las nuevas formaciones comunales, las alianzas intersectoriales muestran que la insurgencia política-epistémica mapuche está pariendo un “nosotros” de carácter decolonial en la región sur de América Latina. El país de las manzanas está dejando de ser una enunciación romántica de lo impeach, para pasar a ser la expresión de un sujeto político con memoria.

La plurinacionalidad se opone al multiculturalismo no como categoría cultural sino como categoría política. Podríamos decir que la multiculturalidad reconoce la asimetría política mientras la plurinacionalidad es un mecanismo para equiparar las desigualdades sociohistóricas que devienen políticas. La plurinacionalidad viene a resolver como dispositivo constitucional y político una deuda epigenética de los Estados Republicanos con las pre-existencias de las naciones originarias.

Y esa plurinacionalidad aporta o recupera un principio básico sobre el que se organizan las sociedades de los pueblos originarios. Aporta el paradigma del Buen Vivir como contrapeso al modelo de desarrollo capitalista.

El paradigma del Buen Vivir- vivir bien, en nuestra lengua Küme Mogen o Küme Felen está basado en un concepto biocéntrico donde no hay jerarquía del ser humano sobre la naturaleza o “recursos naturales”. No hay lugar por lo tanto para el concepto de propiedad. La aproximación más cercana a este principio filosófico dentro de un Estado sería el de propiedad comunitaria. Puede sumarse el autocontrol territorial, la administración de los bienes y servicios de manera circular, la no generación de excedente y el sostenimiento de la soberanía alimentaria en cada territorio para la reproducción social de la vida.

Hay un solo planeta, una sola luna, una sola humanidad en la cual nosotr@s, esa hermosa moreneidad viene a susurrar a la sociedad argentina de nuestra re-existencia y de nuestra convivencionalidad con lo diverso.

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* La autora es Lic. Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Miembro Comunidad Mapuche Epu Lafken. Los Toldos. Doctoranda Salud Colectiva (UnLa).

– Publicado con autorización de la Asociación Latinoamericana de Comunicaciones (ALC).

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