Preguntas sobre el liderazgo
René Padilla
En un artículo publicado en el Boletín Teológico Valdir Steuernagel establece el contraste entre el acercamiento a la educación teológica en la década de los setenta y el acercamiento a la misma en el momento actual. Antes, dice, el método era formal, lógico y discursivo. Hoy, <<hasta parece que esta generación desprecia el recurso de la abstracción en sí mismo y busca una formación teológica vivencial, experimental, excitante y hasta mística>>. El autor escribe desde el ángulo de una persona dedicada a la docencia en una institución de educación teológica y lo que dice apunta a los efectos del <<espíritu de la época>> en los centros de preparación para el ministerio pastoral. El hecho es, sin embargo, que en este momento un alto porcentaje de pastores y líderes de iglesias son personas que consideran que la preparación que precisan no es de modo alguno la que les ofrecen los seminarios o institutos bíblicos.
¿Para qué sirve la educación teológica si lo que las iglesias posmodernas demandan y buscan son líderes <<carismáticos>> dinámicos y <<predicadores electrónicos>>, expertos en el uso de los mass media y en el marketing religioso? Si lo que interesa es atraer a las masa para que la iglesia crezca numéricamente, se necesitan dirigentes dispuestos a dejar de lado los roles del pastor tradicional y a ensayar nuevas formas de relacionarse con el público y posturas de ejecutivos empresariales exitosos.
Hay que reconocer que los nuevos tiempos exigen para la Iglesia un nuevo tipo de líder, menos <<cerebral>> y más afectivo; menos discursivo y más consciente de los alcances de los <<metamensajes>>. A la vez, a la luz de la enseñanza bíblica caben algunas preguntas.
En primer lugar, ¿qué vigencia tiene para el liderazgo cristiano en el mundo actual el modelo del líder-siervo ejemplificado en Jesucristo? ¿Es posible renunciar irrevocablemente al dinero y al poder que se derivan del éxito numérico de la iglesia-empresa, en una sociedad obsesionada con el poder y el dinero?
Por otro lado ¿cómo se pueden desarrollar un liderazgo que toma nota de las exigencias éticas del Evangelio y la dimensión profética de la fe, pero que a la vez provee a la contención afectiva tan anhelada por la gente en este momento histórico?
Por último, ¿cómo se puede capacitar a líderes que no rehuyan al compromiso hasta el punto del sacrificio y estén dispuestos a <<llevar la cruz>> cada día, en medio de una generación que busca la comodidad y el menor esfuerzo en todo?
C. René Padilla
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