Home » General, Home

Nos hiciste para ti. Reflexiones para el Adviento

10 December 2010 Sin Comentarios

Por David Nacho

En menos de dos semanas celebraremos la navidad. Esta es una época de añoranzas y reuniones, especialmente en nuestra América, que está marcada por el fenómeno de la migración. Hay alegría por la inminente llegada a San Salvador de la prima que vive en Los Ángeles, por el hijo que vuelve a Cochabamba después de pasar años en Vancouver, por el la hermana que finalmente pudo ahorrar plata para volver de Madrid a Guayaquil. En esta temporada, en Latinoamérica vamos preparando la casa y el corazón para recibir a los añorados hermanos o amigos. Nos vamos dando cuenta de cuánto extrañamos a los que se fueron (ya sea a otro continente o a las grandes ciudades del nuestro).

Entre nosotros, los evangélicos latinoamericanos, este período de preparación, expectativa y añoranza podría ser enriquecido si contempláramos el significado del Adviento. Hace muchos años, Monseñor Oscar Romero concluyó una homilía para tal ocasión con la siguiente oración de San Agustín: Nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti. Al escoger esta plegaria, Romero nos quiere decir que el sentido del Adviento no está en lo ceremonioso o el protocolo (como cuando se recibe a un dignatario). Más bien, es una “preparación cariñosa” similar a la emoción y añoranza que sentimos cuando sabemos que el ser querido y necesitado está a punto de regresar.

Y sin embargo, lo afectivo o lo emotivo de nuestra relación con Dios tiende a ser muy mal concebido entre nuestras iglesias. Por un lado, hay iglesias en las este aspecto es tan predominante y absolutizado, que cuando se habla del amor y del deseo de sentir a Dios de cerca, se piensa casi exclusivamente en algo parecido al amor romántico. Pero por otro lado, hay otras en las que no se cultiva para nada (o hasta se cohíbe) la necesidad de expresar a voz en cuello la intensa necesidad que tenemos de sentir a Dios cerca nuestro o el profundo sentimiento de amor que sentimos por lo que ha hecho por nosotros.

Si es cierto que solamente descansando en Dios nuestros corazones pueden dejar su intranquilidad, urge que comprendamos cómo debe concebirse nuestro anhelo de cercanía con Dios. Propongo que recuperemos esa capacidad tan latinoamericana de expresar sentimientos (que, además, va acorde con la emotividad de los salmistas) y no simplemente criticar a los nuevos cánticos que tanto énfasis hacen en esto. Pero también propongo que potenciemos esta dimensión afectiva, para que al entrar en sintonía nuestros corazones con el de Dios, seamos testigos y partícipes de una transformación profunda.

En este cometido, la voz de Romero es nuevamente valiosa. Para él, la dimensión cariñosa del Adviento, lejos de reducirlo al sentimentalismo, resulta en un compromiso con el deseado Mesías y con lo qué él proclama y ama:
“Cristo se hizo hombre de su pueblo y de su tiempo: vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todas las personas. Si muchos se han alejado de la Iglesia, es precisamente porque la Iglesia se ha alienado un poco de la humanidad. Pero una Iglesia que sepa sentir como suya todo lo humano y quiera encarnar el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente”.

Dios nos hizo para él. Que este tiempo de Adviento sirva para entrar en sintonía con el corazón de Dios, para que podamos amar de corazón lo que él ama y proclama.

Deje sus comentarios!

Agregue su comentario, otrackback desde su sitio. Tambien puede hacerlo subscribe to these comments vía RSS.

Sea amable y respetuoso. Aténgase a la temática. No haga spam.

Puede usar estas palabras clave:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

This is a Gravatar-enabled weblog. To get your own globally-recognized-avatar, please register at Gravatar.